En la cocina: corre que el tiempo vuela
Los días disponen de 24 horas, que a veces se nos quedan cortas. ¿Tienes claro que quieres comer rico y variado, pero no hay manera de rascar los minutos necesarios para preparar un menú decente? Pues estás de suerte porque te desvelamos los mejores consejos para ahorrar tiempo en la cocina.
Si hay algo que diferencia el frigorífico de una madre es que cuando abres la puerta del congelador. En lugar de un páramo desierto de cubiteras, un par de tarrinas de helado y algún que otro plato precocinado, te sorprende un universo de delicias caseras petrificadas en hielo, listas para convertirse en un menú completo en un tiempo récord.
1. Para ahorrar tiempo en la cocina: planifica.
Tiempo, seamos honestos, no nos sobra. Más en los meses de verano en los que, en lugar de estar metidos en la cocina, nos apetece pasar los días con los pies a remojo en la piscina. Una idea para no tener que renunciar a comer bien es emplear cada segundo de una manera inteligente, aprovechando cuando tengamos un ratito para llevar a cabo algunas recetas que luego serán la base para preparar en pocos minutos platos completos con los que chuparse los dedos. Lo mejor es que nos sacarán de un apuro cuando lleguemos a casa sin ganas ni margen para cocinar.
Planifica tu tiempo en la cocina y prepara las bases para recetas posteriores.
2. Para ahorrar tiempo en la cocina: cocina y congela.
Muchas de esas preparaciones base se pueden congelar, siguiendo unas normas básicas de higiene, como apuntar en el envase qué son y cuándo las cocinamos. Recuerda también que las patatas y algunos tipos de arroz no son ingredientes muy amigos de los congeladores, siempre es mejor zampárselos en el momento.
Prepara el mejor “fondo de congelador”
Si en el mundo de la moda hay prendas básicas que no pueden faltar, y a las que se llama fondo de armario, nosotros vamos a construir nuestro fondo de congelador con 9 preparaciones básicas, para que siempre puedas ahorrar tiempo en la cocina:
1. Verduras para sofritos. Por ejemplo, cebolla y pimiento. Está claro que siempre son mejor las verduras frescas, pero tenerlas lavadas, troceadas y congeladas funciona muy bien para usarlas como base para otras preparaciones. A la hora de cocinar podrás añadirlos directamente a la cazuela sin tener que entretenerte.
2. Sofrito. Ya para nota sería congelar directamente el sofrito, fruto de cocinar a fuego lento cebolla, pimiento y/o tomate, a gusto del consumidor. ¿Se te había ocurrido que puedes conservarlos en cubiteras? Cuando quieras usar tu sofrito congelado no tendrás más que echar los cubitos de sofrito directamente a la olla.
3. Una variante de esta idea es el pisto de verduras y las escalibadas, que puedes usar como plato principal, de guarnición y hasta de relleno para alguna receta de arroz o pasta.
4. Caldo de pollo, verdura o pescado. Congelar un buen caldo con cuerpo es una solución práctica, ya que constituyen el fondo con el que se puede dar vida a 1001 guisos. Puedes hacerlo en cubiteras (de nuevo), o bien usar botes de cristal, fiambreras o bolsas herméticas. Prepara una olla grande de caldo y congela raciones que sólo tendrás que sacar del congelador a tiempo para que se descongele e incluso podrás descongelar en el microondas.
5. Salsas. La salsa de tomate frito es uno de los mayores placeres de la comida casera. Si haces una buena cantidad y después la congelas en pequeñas raciones, te servirá para hacer una comida deliciosa cociendo un poco de arroz o de pasta. Otras salsas con las que puedes probar son la boloñesa, el pesto o la carbonara.
6. Hay hasta quien congela la bechamel, mejor bien finita, para no tener que recurrir a la precocinada. Así que cuando toque, aprovecha y prepara una buena cantidad de bechamel que podrás congelar en porciones para su posterior uso.
7. Croquetas caseras. Son laboriosas pero te permite aprovechar sobras de otros platos, como el cocido. Te darán una alegría cuando las saques, y se convierte en una solución perfecta si tienes invitados. Dedica una tarde a hacer croquetas, congélalas con cuidado de que no se peguen y las tendrás listas para freír cuando las necesites.
8. Albóndigas. otro de los platos míticos para congelar. Ya que te pones, haz bastantes albóndigas y congelalas. Después, bastará con acompañarlas de un poco de arroz o de unas patatas recién fritas para que te hagan rozar el cielo.
9. Cremas y purés, incluyendo sopas frías y veraniegas como los gazpachos. También se pueden congelar y tendrás un nutritivo primer plato listo para usar nada más descongelar.
3. Para ahorrar tiempo en la cocina: concentra esfuerzos
Si el congelador no es una opción, bien porque sea minúsculo o esté más abarrotado que el camarote de los Hermanos Marx, y aún así te hueles que vas a tener una semana complicada, lo mejor para comer bien y variado es dedicarse a cocinar un día del fin de semana. Puedes preparar casi cualquier guiso o legumbre, salvo quizá los que llevan patatas.
De nuevo con un poco de planificación, podrás comer bien durante toda la semana con muy poco esfuerzo. Organiza tu tiempo en la cocina para sacarle el máximo provecho.
Y como método extra para tardar menos en la cocina, recuerda: tener listos todos los ingredientes (mejor, a mano antes de ponerse a cocinar), utilizar buenos utensilios y aprovechar los tiempos en blanco para ir recogiéndolo todo, son algunas medidas de emergencia que te ayudarán a ahorrar aún más tiempo en la cocina.